- ¡Un accidente en la esquina! - La voz de corre como pólvora, un grito de terror ensordece a los transeúntes, la jovencita se desmaya, los más cercanos al lugar corren, se tapan los ojos para no ver los resultados de la colisión, las cuatro bocacalles se llenan de personas y casi pareciera que improvisadamente surgió una manifestación popular.
La señora que compraba en el puesto del agro suelta la jaba de guayabas, un muchacho chismoso en su sprint las aplasta con su cuerpo que cae en la acera, enrojecido entre la pulpa de guayaba y la llovizna que aún cae sobre las calles. algunos acuden a ayudar, la inmensa mayoría solo a ser testigos presenciales de todo lo que vendrá después. Autos que llegan para socorrer a los accidentados y llevarlos urgente hacia el hospital, policía, que aunque ya tarde, acude a esclarecer los hechos y poner orden en las cuatro esquinas. Automáticamente el eco recorre la ciudad, se distorsiona de cuadra en cuadra.
- Fue un TUR con un motor.
- No, fue un bicicletero que se fue contra el cristal de la Villa, porque la policía venía detrás de él.
- Eso fue ayer, dicen que el motor se metió por la senda de adentro.
- Ay mija, fíjate cómo fue que el charco de sangre todavía está ahí.
- No, eso no era sangre, era aceite que soltó el TUR.
- Dicen que está muy mal en el hospital.
- No, si dice que no le pasó nada a nadie.
“Que si era fulano, que si era mengano, que si fue así o fue asao”, la bola comienza a rodar desde el mismo instante en el que ocurre el impacto. Mientras unos rinden cuentas por lo ocurrido y otros aún son atendidos por sus heridas, en el pueblo comienzan a tomar cuerpo algunas versiones del hecho.
- Yo sé que fue así porque mi hermano estaba presente.
- Dice la mujer que vive al lado de mi casa que fue exactamente así.
- Te digo yo que no, que fue de otra forma, mi esposa es enfermera en el hospital y me llamó por teléfono para contarme.
- La mía si es la oficial, mi sobrino es policía y me lo contó.
Salgo de mi casa, sólo han transcurrido dos horas del suceso y ya nadie sabe a ciencia cierta cómo fue lo ocurrido. La bola sigue su curso, tal vez mañana el cuento sea otro. Lo único en lo que puedo dar fe es que, ocurrió un accidente en la esquina.
La señora que compraba en el puesto del agro suelta la jaba de guayabas, un muchacho chismoso en su sprint las aplasta con su cuerpo que cae en la acera, enrojecido entre la pulpa de guayaba y la llovizna que aún cae sobre las calles. algunos acuden a ayudar, la inmensa mayoría solo a ser testigos presenciales de todo lo que vendrá después. Autos que llegan para socorrer a los accidentados y llevarlos urgente hacia el hospital, policía, que aunque ya tarde, acude a esclarecer los hechos y poner orden en las cuatro esquinas. Automáticamente el eco recorre la ciudad, se distorsiona de cuadra en cuadra.
- Fue un TUR con un motor.
- No, fue un bicicletero que se fue contra el cristal de la Villa, porque la policía venía detrás de él.
- Eso fue ayer, dicen que el motor se metió por la senda de adentro.
- Ay mija, fíjate cómo fue que el charco de sangre todavía está ahí.
- No, eso no era sangre, era aceite que soltó el TUR.
- Dicen que está muy mal en el hospital.
- No, si dice que no le pasó nada a nadie.
“Que si era fulano, que si era mengano, que si fue así o fue asao”, la bola comienza a rodar desde el mismo instante en el que ocurre el impacto. Mientras unos rinden cuentas por lo ocurrido y otros aún son atendidos por sus heridas, en el pueblo comienzan a tomar cuerpo algunas versiones del hecho.
- Yo sé que fue así porque mi hermano estaba presente.
- Dice la mujer que vive al lado de mi casa que fue exactamente así.
- Te digo yo que no, que fue de otra forma, mi esposa es enfermera en el hospital y me llamó por teléfono para contarme.
- La mía si es la oficial, mi sobrino es policía y me lo contó.
Salgo de mi casa, sólo han transcurrido dos horas del suceso y ya nadie sabe a ciencia cierta cómo fue lo ocurrido. La bola sigue su curso, tal vez mañana el cuento sea otro. Lo único en lo que puedo dar fe es que, ocurrió un accidente en la esquina.
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