domingo, 30 de octubre de 2011

EL PERIÓDICO

Enrique Núñez Rodríguez

Antonio Castells era el autor de Chicharito y Sopeira, programa radial de altísima audiencia. Como yo trabajaba en una compañía de seguros en la que también trabajaba su hijo Oscar, de cuando en cuando le enviaba colaboraciones que el viejo Castells incluía en sus libretos. Fue a él a quien pidieron del periódico Siempre para que redactara una sección humorística con ilustraciones del caricaturista Felo. Castells, cansado y enfermo, dijo que no estaba en condiciones de asumir esa nueva responsabilidad, pero que podía recomendarles un humorista joven capaz de hacer ese trabajo. Así fue como entré en el mundo del periodismo.
El periódico respondía a los intereses del entonces presidente Grau San Martín. Contaba con veteranos periodistas, como Jesús Masdeu, al que llamábamos el decano por su edad y experiencia. El negro Máximo Herrera y el reportero Albuquerque cubrían la crónica roja. Floro era el fotógrafo. Y nuestro ilustre director era Vidal Morales, hijo del historiador del mismo nombre, pero sin el talento de su padre. Famoso por su distracción, salía del periódico, iba hacia su carro, estacionado en la puerta del rotativo, y una vez acomodado en su asiento le ordenaba al fiel chofer gallego:
-Para el periódico.
Sin inmutarse, ni contradecirlo, el viejo peninsular arrancaba el motor, le daba lentamente la vuelta a la manzana y, deteniéndose en el mismo lugar del que había salido minutos antes, le anunciaba a su solitario pasajero:
-Llegamos al periódico, doctor.
Y Vidalito volvía a subir.
A pocos días de ingresar en la nómina de su periódico, nos visitó la jefa de publicidad de la presidencia. Como yo escribía una sección en versos que ilustraba el caricaturista Felo, nuestro ilustre director se acercó a mi mesa de trabajo y presentándome a la doctora Nena Coll como el que hacía "versitos", me sugirió: " Por qué no le sacas un versito a Nena". No podría decir quién se ruborizó más, si la jefa de publicidad del presidente Grau San Martín, o yo. Sólo recuerdo que atiné a contestarle:
-Perdón, doctor, pero me parece que usted me ha confundido con Clavelito -el director se limitó a decirle a Nena:
-¿No te dije que era muy simpático?
Y se marchó tan tranquilo como vino.

No hay comentarios: