jueves, 17 de diciembre de 2009

PROYECTO DE CORTOMETRAJE "LA ALDEA" BUSCA FINANCIAMIENTO.

TODOS LOS INTERESADOS EN ESTA CONVOCATORIA HACER CONTACTO CON EL CREADOR DE ESTE MATERIAL: yoel@emaildiario.zzn.com
1- Log Line

Todos somos aldeanos y vivimos en una aldea. ¿Qué sucede en ella cuando cambia el tiempo?
2- Idea (Story line)
La vida en la aldea se agita, las nubes toman otros colores y el cambio de tiempo es percibido por un aldeano que expone una verdad que no logra cambiar los mecanismos de poder y la ignorancia del lugar.
3- Sinopsis.
Una aldea despierta en su quehacer cotidiano. Las nubes cambian de color y solamente un aldeano logra percibirlo. Se afana en buscar respuesta, Conversa con amigos y vecinos sobre el cambio de tiempo y poco a poco nos descubre la realidad de esa comunidad y sus habitantes. Evidencia las restricciones y los temores a lo nuevo. Con el Ingeniero busca el por qué del cambio de tiempo. Con la Cantante se debate en la libre expresión y los mecanismos de censura. Con su Abuelo busca antecedentes y se evidencian necesidades. En el encuentro con el Leguleyo queda al descubierto la doble moral de algunos seres humanos. Ese día es señalado para el aldeano. Se dirige a plantear una tesis sobre el efecto que provoca el cambio de color de las nubes. Pretende decir la verdad ante todos. En su caminar hacia el salón siente el temor, pero no se detiene. Al llegar al lugar donde todos lo esperan, un Anciano Oficial le impone las reglas del juego, le da libertad pero con restricciones y él asume el reto. Al hablar en el salón provoca un punto de giro, los aplausos de los aldeanos evidencian que dijo lo que requerían, y la necesidad de escuchar verdades siempre lejanas a las masas, provocó la reacción de los ancianos que rigen los destinos de la aldea. Mientras conversa con el Asesor sobre el cambio y la necesidad de aceptarlo y adaptarse, el aldeano es abducido y al caer en un oscuro lugar conocer a una mujer perturbada. Entiende que no ver, no significa que no exista y eso complementa su tesis del cambio para el espectador. Al salir de esas cuatro paredes, piensa que los ancianos lo atacarán con toda su furia por decir la verdad a la mayoría, pero ocurre un nuevo punto de giro al conversar con el Anciano Parlador. Es incorporado al sistema como una herramienta más de control. Con sus ideales absorbidos y manipulados encuentra al Clérigo que está de visita y nuevamente se llena su mente de preguntas, respuestas y nuevas preguntas. En el hogar su pequeña hija le da la oportunidad de ver el cambio con nuevos colores.
4- Carta de Intención.
SIGNIFICADO: Una aldea, también llamada caserío en algunas regiones, es un asentamiento humano comúnmente encontrado en áreas rurales. Es generalmente de tamaño y población menor que un pueblo. Las aldeas han sido la unidad fundamental de las comunidades humanas en la mayoría de las áreas del mundo a lo largo de la historia; desde su aparición en el Neolítico (aparición de la agricultura o Revolución neolítica) hasta después de la Revolución Industrial y del proceso actual de urbanización (Revolución urbana), en que la sociedad industrial sustituyó a la sociedad preindustrial.
ANALOGÍA: Aldea global es un término posiblemente acuñado por el sociólogo canadiense Marshall McLuhan. Se refiere a la idea de que, debido a la velocidad de las comunicaciones, toda la sociedad humana comenzaría a transformarse y su estilo de vida se volvería similar al de una aldea. Producto de las distancias y de las incomprensiones entre las personas necesitadas, con emergencia, de una conciencia global a escala planetaria, el temor al cambio se convierte en uno de los incentivos determinantes en las acciones de quienes llevan el control de esa aldea. Por otro lado, no deja de ser verdad que, como ya evidenciaba la teoría del efecto mariposa (teoría del caos), un acontecimiento en determinada parte del mundo (de la aldea) puede tener efectos a una escala global (Cambian de color las nubes, se transforma el modo de pensar de los aldeanos). La aldea global ha sido una aldea de sumisión consumista más que de desarrollo mental, plantea Marshall. La creciente inseguridad mundial es el gran fruto de este estado de convulsión. Lo que estamos presenciando es el advenimiento del conflicto universalizado, de la desconexión intelectual, del derrumbe de la inteligencia. La ideología liberal ha empezado a agonizar pero no por ello deja de tejer sus redes por todo el planeta. Esto genera terribles tensiones en el sistema social, tensiones cuya primera víctima no es otra que la legitimidad de las estructuras estatales y su capacidad para mantener el orden.
La aldea global consiste en un término que quiere decir que todo queda muy cerca y donde la información se trasmite con facilidad entre un "barrio" y otro planeta.
VÍNCULO: Si pudiésemos reducir la población de la Tierra a una pequeña aldea de exactamente 100 habitantes, manteniendo las proporciones existentes en la actualidad, seria algo como esto:
Habría 57 asiáticos, 21 personas del continente americano, 14 europeos y 8 africanos.
52 serían mujeres.
48 hombres.
70 no serían blancos.
30 serían blancos.
70 no cristianos.
30 cristianos.
89 heterosexuales.
11 homosexuales.
6 personas poseerían el 59% de la riqueza de toda la aldea.
De las 100 personas, 80 vivirían en condiciones infrahumanas y 70 serían incapaces de leer 50 sufrirían de malnutrición, 1 persona estaría a punto de morir, 1 bebé estaría a punto de nacer.
Solo 1 tendría educación universitaria.
INTENSIÓN: Lograr que en este proyecto el significado de Aldea adquiera una analogía con la situación actual del mundo de hoy y de las propias sociedades humanas con sus realidades. Realizando vínculos con la composición universal conformamos nuestra ALDEA. Una aldea donde se reflejan conflictos sociales inherentes a cualquier conjunto humano. Esta obra de ficción puede ser vista en Cuba, Brasil o España con igual interés, aún cuando no escapa de la propia multiplicidad de lecturas que pueda generar partiendo de las propias particularidades del lugar donde se vea. Las personas necesitan escuchar y debatir temas como la intolerancia, la libertad de expresión, la censura, la doble moral y otros que quedan expuestos de manera implícita o explícita en esta obra que pretendemos realizar, por lo tanto, consideramos que resultará un material muy atractivo para la inmensa mayoría, tanto en una Aldea como en una gran urbe, podrá ser adaptado por los espectadores a sus sistemas sociales, sus necesidades prácticas y sus niveles intelectuales.
ESPECTATIVAS: Lograr el financiamiento de una obra muy atractiva por su planteamiento filosófico y llevarla a la pantalla dentro y fuera del país. Propiciar un debate enriquecedor con la misma entre los realizadores y el público y entre los mismos espectadores.

domingo, 25 de octubre de 2009

EL ALDEANO Y LA CHOZA.

Sentarme en el centro de mi choza, más que un privilegio, muchas veces resulta un reto. Ver a toda mi familia en su quehacer cotidiano provoca alucinaciones difíciles de evadir en esta vida y hasta en la próxima. Pasa a mi lado mi padre, cruza la matrona, desfila mi esposa y hasta mi agraciada hija recordándome siempre el día en que nací.
- ¡Ha nacido un aldeano! Un gran aldeano, un aldeano derecho, con gran futuro. Un aldeano sin miedos, de mirada fuerte, de pensar sereno, un aldeano que será capaz de encontrar el equilibrio, de dar forma a las palabras y conjugar respuestas.
Así lo sentenció el Chamán de la aldea hace treinta años y todavía estoy esperando sus vaticinios. Vivo en una choza con mi padre, la matrona, mi mujer e hija y con la desdichada de mi hermana, que resulta un punto aparte en toda remembranza que intente hacer de mi vida.
Mi padre siempre ha sido una persona transparente, libre y muy, muy comprometida. Ha defendido ciegamente a los ancianos porque creció y evolucionó con ellos, aquellos en sus palacios y él en esta choza que un día le caerá encima. Mi padre nunca intentó ayudarme a caminar, pero me enseñó eficazmente el camino. Desde su humilde posición de mecánico, permitió que yo aprendiera a realizar las más disímiles actividades, que me hiciera independiente. Cuando me fui de la aldea vecina, donde estudiaba para inquisidor, nunca me lo cuestionó. Cuando decidí ser poeta, no se le ocurrió emitir criterio alguno y el día que dije que también quería trabajar con los Recursos Humanos, sólo se sonrió. Creo que la rebeldía de mis palabras nació con su educación, porque él ha dado su vida por los ancianos, pero cuando tiene que decirle la verdad a uno de ellos lo hace de frente y sin pensarlo. A pesar de las interdicciones de estos últimos tiempos por los cambios en el cielo de la aldea mi padre se amedrenta, sale sin el más mínimo pudor con canasta en mano a vender sus especias. Se sienta junto a los ancianos a conversar de los temas más escabrosos acompañado de su canasta sin que nadie lo pueda evaluar. Me sorprende hasta cómo es capaz en estos días de entablar las más amistosas relaciones con aquellos que un día crucificó porque pensaban diferente.
- Papá, tú salud no te permite salir todos los días a caminar de esa forma.
- ¿Quién me va a mantener, tú?
- Mis poemas también valen.
- Te has convertido en un digno aldeano, pero yo seguiré siendo independiente.
- La independencia siempre ha sido una quimera que cuesta vidas.
- Vidas que siempre fueron libres.
- ¿Cuál es la diferencia?
- ¿Entre esas vidas y la mía?
- ¡No!, entre caminar en la aldea y sentarte en tu choza.
- La libertad está en nuestra voluntad. ¿No te sientes libre?
- La libertad termina en los límites. Tú eres una persona enferma, debes tener límites.
- ¿Tienes acaso límites?
- El límite aparece cuando extiendes tu visión, cuando el querer va más allá del poder, cuando tu luz es capaz de salir del camino.
- Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea. Te convertiste en un aldeano ambicioso.
- Me convertí en un aldeano con visión, con deseos y con luz.
- No fui capaz de ver el cambio.
- No cambié, evolucioné. Mi punto de partida fue tu visión, tus deseos y tu luz. Me pusiste en el camino correcto, solo comencé a caminar y rebasé tus límites. ¿Estás preparado para que vaya más allá de tus límites?
- La pregunta correcta es: ¿Estás tú preparado para cruzar esos límites?
Mis motivos para caminar no son sus motivos. Él camina para sobrevivir, yo quiero caminar para vivir. Sus sueños fueron inmensos y se sacrificó por ellos. Él ya construyó la choza, ahora es mi turno de mantenerla habitable. ¡Habitable con seis personas dentro! Tengo una choza superpoblada en mis manos con una aldea más superpoblada aún. Una choza donde hace muchos años la voz que rige no es la suya. Él se ocupó de dar la cara a la aldea. Es el timbre de la Matrona el único modo de hacer y de vivir. A mi sacrificado padre lo ha dirigido la Matrona durante toda su existencia y mi generación no está preparada para que sea ella quien rija acciones y destinos. Mi padre asumió la realidad de su tiempo, yo respeto eso, pero no me resigno. La matrona tiene conceptos muy rígidos de la convivencia.
- El tamaño que tienes es por mí, Aldeano.
- No te imaginas cuando bendigo ese privilegio.
- En los sacrificios me ha ido la vida.
- Abrazo el abono, pero el riego en ocasiones tiene sus excesos.
- Cada momento ha exigido acciones apresuradas, algunas desmedidas, pero te seguí dando cuerpo.
- No hay reproches en eso, solo elogios, solo gratitud. Pero las nubes están cambiando y ya estoy preparado para mirar al cielo.
- Han sido muchos años con esta choza a cuestas.
- Descansa entonces, disfruta de lo sembrado. Tus frutos son los mejores y se encargarán ahora del campo.
- Mientras aliento me quede, seré el alma y la razón de esta choza.
- Nunca intentaré irrespetarte. Serás mi Matrona hoy y siempre, serás la Matrona de esta choza toda la vida, pero el momento de pararte en esa puerta y detener con tu cuerpo las embestidas de los vientos más fuertes que azotaron la aldea pasó. Tengo las fuerzas para enfrentar los nuevos cambios de tiempo.
- Ya no te conozco, algo te cambió.
- Cuando siembras, das la semilla, pones el abono y parte del agua; pero la planta recibe el sol que llega del horizonte, se nutre de la lluvia que nubes de todo tipo dejan caer sobre ella, al final, el resultados no es exactamente el que planificaste. Es tu semilla, con tu abono y con tu agua, pero también con todo lo demás.
- Mi cielo siempre fue en blanco y negro.
- Ahora el mío tiene colores, es más complejo, pero sé vivir con su cambio.
- Los años pesan, son agresivos, pero aún existo.
- ¿Llegaremos a entendernos?
- Te corresponde entenderme, soy la Matrona de esta choza y seguiré siendo la ley que la rige.
Me preocupa mucho que la ley que me toca acatar, en lugar de espada tenga un bastón, por balanza una canasta y sus ojos, lamentablemente, perdieron la facultad de discernir.
Ella ya ha jugado su papel, duro papel que le tocó vivir. Ahora busca su momento mi esposa. Hasta me río sentado aquí de las contradicciones tan absurdas que se generan a mi alrededor. Mi esposa tiene alma de Matrona, expresiones de Matrona, formación de Matrona y hasta un futuro de Matrona. Pero no puede serlo porque tenemos una sola choza y en ella no caben dos matronas. Tiene infinidad de sueños y anhela escribir sus propias tablas. ¿Serán diez o doce sus mandamientos? Lo complicado para mi existencia es que, en cada uno me corresponderán algunas palabras.
- Primero: Buscarás una choza donde vivir, donde rijan mis designios.
- Ya te dije que esta aldea está superpoblada y ya no quedan ni tierras ni árboles para hacer nuevas chozas.
- Segundo: No permitirás que otra aldeana entre en mis dominios, eso será pecado capital.
- Soy un poeta y solo tengo una musa.
- Tercero: No vivirás solo de palabras, las palabras vuelan y las nubes las consumen. Tendrás otras fuentes para florecer.
- Soy poeta, especulador y Especialista en Recursos Humanos.
- Cuarto: No permitirás que pasemos hambre, frío o que nuestros privilegios sean menos que los de otros aldeanos.
- Recuerda que vives en una aldea donde el cielo está cambiando, donde todas las chozas no son iguales, aunque los ancianos te inculcaran lo contrario, donde los cultivos son menos cada día y los privilegios se convierten en utopías.
- Quinto: No perderás la mirada más allá del horizonte, tu sueño será mi sueño.
- Al igual que cantidad de colores la vida tiene de oportunidades, de decisiones, de caminos que tomar.
- Sexto: No irrespetarás a la Matrona de tu choza bajo ningún concepto, mucho menos cuando la Matrona llegue a ser yo.
- A ella le debo la vida, a ti te deberé muchas otras cosas.
- Séptimo: No matarás, no robarás, no cometerás delito que nos lleve a la desventura. Te esforzarás y dedicarás por entero a cubrir las necesidades crecientes de tu choza.
- Eso lo llevo en la sangre, aún cuando otros levanten sus vida sobre el sudor ajeno, yo seguiré sacrificándome, esperando estoicamente que llegue mi turno en el camino de los privilegios.
- Octavo: Me escucharás y atenderás cada día cuando yo lo entienda, en la hora exacta en que yo lo entienda.
- En lunas de veinticinco horas he sido capaz de aprovechar veintiséis, eso nunca será un problema mientras mis fuerzas no mengüen.
- Noveno: Si emito criterios, entenderás siempre sus causas, sus razones que siempre serán razonables. Entiéndelos y compártelos.
- Ese parece ser un mandamiento que llegó a ti por la herencia de los ancianos, tiene una semejanza asombrosa con las tablas de nuestra aldea. Parece que tienes alma de anciana, aún cuando te empeñes en demostrar lo contrario.
- Décimo: No desearás la mujer de tu prójimo, no codiciarás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo.
- Tengo la mirada en mi choza, esa choza que he de mantener habitable con mis poemas, con mis especulaciones. Espero que te mantengas lo suficiente dentro de ella para ayudarme a lograrlo. No tengas temor, si esas son tus tablas las acataré humildemente. Ahora vamos a sentarnos para que tú escuches las mías, porque yo también tengo mis tablas.
Qué necio yo, cómo voy a creer que me permitirá manifestar mis tablas, para ella esas están carcomidas. Ante cualquier intento de tornar mi boca inquisidora, ella me recuerda el nacimiento.
- “Un gran aldeano, un aldeano derecho, con gran futuro. Un aldeano sin miedos, de mirada fuerte, de pensar sereno, un aldeano que será capaz de encontrar el equilibrio”.
Resulta contradictorio todo lo que se profetiza, si en realidad solo soy un aldeano, con tablas que no puedo expresar, pero un aldeano.
- ¿Me ha mandado a llamar Aldeano?
- Necesito reparar las tablas de mi puerta. Las termitas ya hicieron su trabajo.
- Si es así, usted no necesita los humildes servicios de un carpintero, debe solicitar a un exterminador.
- Los exterminadores son torpes. Cuando una tabla se corrompe lo mejor es sustituirla.
- Una actitud interesante. ¿Es así para todo en la vida?
- El mal debe erradicarse antes que dañe el resto de la estructura.
- Pocos en esta tierra piensan así. Evitan invertir en esos detalles y al final las chozas se hacen vulnerables.
- ¿Hay muchas chozas vulnerables en la aldea?
- Le sorprendería ver cuán dañada está la estructura aquí. La madera vieja debe ser sustituida por nueva, pero los aldeanos más notables no son capaces de admitirlo. Cada vez los exterminadores tienen más trabajo que los carpinteros.
- Eso es una ironía.
- Eso es una realidad.
- Por suerte en mi choza sólo la puerta ha sido carcomida.
- Tal vez por eso admita el cambio con tanta facilidad. Pero usted se imagina la posición de aquellos que tienen que sustituir el horcón principal o algunas de las vigas más importantes. La resistencia al cambio es ley natural. ¿Estaría usted dispuesto a cambiar todo el entablado de su choza si este se llegara a corromper?
Este pudiera ser un tema para mi próxima especulación. A los ancianos le sería muy útil saber que nuestra aldea enfrenta el cambio de tiempo con muchos de sus pilares corrompidos. Eso la hace débil para el cambio y quienes pagarán las consecuencias serán los habitantes de esas chozas en mal estado. Nadie imagina lo importante que es un carpintero para una aldea.
Mantener habitable mi choza es una tarea titánica. El carpintero realizó su trabajo, pero el techo se me cae a pedazos, por sus hendiduras ya se ven los colores de las nubes. ¿El techador será tan eficiente como el carpintero?
- ¿Tiene la paja?
- El material debe llegar con el experto.
- Yo pongo la mano de obra, lo demás es problema suyo.
- Soy solo un poeta, con mis poemas pago su labor.
- Si usted no es mi ayudante, contratar a alguien que cumpla esa función llevará un precio adicional.
- Pero… Somos aldeanos, estamos para ayudarnos, hemos de ser solidarios. Somos pocos y nos conocemos todos.
- Yo le ayudo con su techo y usted me ayuda con el incremento de mi presupuesto.
- Esos términos son abusivos.
- Soy el único techador de la aldea. ¿Asume el costo?
Mi choza no tendrá cobija nueva, seguiré mirando al cielo. Es mejor vivir sin techo, que rendir culto a un techador.
El cambio de tiempo cambia a los aldeanos. He vivido mucho entre palabras y los hechos a veces me sorprenden, pero estoy obligado a convivir con ellos. La gente va y viene, pasa frente a la puerta de mi choza y olvida levantar la mirada, hacer un ademán de saludo. Se agita, se agita mucho; se ocupa, se preocupa más. Ser un aldeano no es exactamente como lo predijo el Chamán o como lo leo en el diario del centro, allí conozco una vida, aquí descubro otra.
Estoy sentado en el centro de mi choza. No por eso puedo asegurar que todos los que la viven orbitan a mi alrededor. Mi padre prepara su canasta de especias, la matrona conjura nuevas formulas de alimento, mi hermana descansa después de una semana de intenso trabajo con sus hoteleros, mi mujer se para frente al espejo y aún así, hay quien disfruta de su ingenuidad con pleno goce de sus juegos. Mi niña entra, sale, corre y juega entre ellos, logra sacarles una sonrisa en cada contacto, llega hasta su madre y la obliga a reírse con el exceso de grasa que le muestra el reflejo. Mi niña da luz dentro de tanta penumbra, llega donde la matrona que entabla su duelo diario y feroz con el fogón.
- Abuela, ¿Cuál es el misterio mayor de la poesía?
- No servir al mercader. No ser mercancía.
- ¿Y quién conoce ese misterio?
- El poeta, su hechicero.
El poeta soy yo y no soy hechicero, no hago magia para vivir, aunque de la poesía vivo. Gracias a mis poemas mantengo a esta choza. No puede ser una poesía ingenua, es elegante, fina, pero no ingenua.
- Abuela , ya sé lo que es el poema, ya sé lo que es la poesía, ya sé lo que es el misterio…
Misterio es lo que yo he de enfrentar cada día para que la matrona y la niña tengan sus fantasías. Pero el misterio mayor es acoger a mi hija cuando atraviesa la choza buscando mi compañía.
- Ya sé que no soy chiquita, que uso lazos en el pelo, pero hazme un cuento de hadas, un cuento de amor eterno, un cuento para contarlo, un cuento dentro del cuento.
- Mi poesía es para los adultos, no escribo libros pequeños.
- Yo no quiero lo que escribes, papito, quiero lo que tiene dentro, quiero tus sentimientos.
Es difícil creer que con lo fuerte del viento y lo dura que se ha tornado la corteza, mi niña sea capaz, cada día, cada hora, cada minuto, de encontrar la mejor sabia en este duro madero.
- Me tengo que ir mi niña, jugaremos al regreso.
- No te olvides al salir, mi papito bueno, que más allá de esa puerta tienes que encontrar la razón para regresar con un beso.
Esa razón yo la encuentro cada vez que miro al cielo, pero tristemente cuando pongo los pies en la aldea veo chozas custodiadas, aldeanos que no tienen sueños, motivos sin preguntas y preguntas sin respuestas. Las miserias espirituales corrompen a mis vecinos con mayor gravedad que las termitas a sus chozas.
Ser un aldeano se ha convertido en una responsabilidad comprometida. Los nuevos colores celestes no han sido asimilados de igual manera. Siempre he amado a mi choza, siempre he amado a mi aldea, siempre he amado a la tierra con su sabroso olor a hierba. ¿Pero el resto de los aldeanos? ¿Sabes lo que piensan? Por supuesto que es imposible, no vives en una aldea, una aldea superpoblada, llena de chozas viejas. No eres un aldeano, que para encontrar un beso, tiene que mirar al cielo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

La aldea global. Concepto para un filme.

SIGNIFICADO: Una aldea, también llamada caserío en algunas regiones, es un asentamiento humano comúnmente encontrado en áreas rurales. Es generalmente de tamaño y población menor que un pueblo. Las aldeas han sido la unidad fundamental de las comunidades humanas en la mayoría de las áreas del mundo a lo largo de la historia; desde su aparición en el Neolítico (aparición de la agricultura o Revolución neolítica) hasta después de la Revolución Industrial y del proceso actual de urbanización (Revolución urbana), en que la sociedad industrial sustituyó a la sociedad preindustrial.
ANALOGÍA: Aldea global es un término posiblemente acuñado por el sociólogo canadiense Marshall McLuhan. Se refiere a la idea de que, debido a la velocidad de las comunicaciones, toda la sociedad humana comenzaría a transformarse y su estilo de vida se volvería similar al de una aldea. Producto de las distancias y de las incomprensiones entre las personas necesitadas, con emergencia, de una conciencia global a escala planetaria, el temor al cambio se convierte en uno de los incentivos determinantes en las acciones de quienes llevan el control de esa aldea. Por otro lado, no deja de ser verdad que, como ya evidenciaba la teoría del efecto mariposa (teoría del caos), un acontecimiento en determinada parte del mundo (de la aldea) puede tener efectos a una escala global (Cambian de color las nubes, se transforma el modo de pensar de los aldeanos). La aldea global ha sido una aldea de sumisión consumista más que de desarrollo mental, plantea Marshall. La creciente inseguridad mundial es el gran fruto de este estado de convulsión. Lo que estamos presenciando es el advenimiento del conflicto universalizado, de la desconexión intelectual, del derrumbe de la inteligencia. La ideología liberal ha empezado a agonizar pero no por ello deja de tejer sus redes por todo el planeta. Esto genera terribles tensiones en el sistema social, tensiones cuya primera víctima no es otra que la legitimidad de las estructuras estatales y su capacidad para mantener el orden.
La aldea global consiste en un término que quiere decir que todo queda muy cerca y donde la información se trasmite con facilidad entre un "barrio" y otro planeta.
INTENSIÓN: Lograr que en este proyecto el significado de Aldea adquiera una analogía con la situación actual del mundo de hoy y de las propias sociedades humanas con sus realidades. Realizando vínculos con la composición universal conformamos nuestra ALDEA. Una aldea donde se reflejan conflictos sociales inherentes a cualquier conjunto humano. Esta obra de ficción puede ser vista en Cuba, Brasil o España con igual interés, aún cuando no escapa de la propia multiplicidad de lecturas que pueda generar partiendo de las propias particularidades del lugar donde se vea. Las personas necesitan escuchar y debatir temas como la intolerancia, la libertad de expresión, la censura, la doble moral y otros que quedan expuestos de manera implícita o explícita en esta obra que pretendemos realizar, por lo tanto, consideramos que resultará un material muy atractivo para la inmensa mayoría, tanto en una Aldea como en una gran urbe, podrá ser adaptado por los espectadores a sus sistemas sociales, sus necesidades prácticas y sus niveles intelectuales.
ESPECTATIVAS: Lograr el financiamiento de una obra muy atractiva por su planteamiento filosófico y llevarla a la pantalla dentro y fuera del país. Propiciar un debate enriquecedor con la misma entre los realizadores y el público y entre los mismos espectadores.

lunes, 12 de octubre de 2009

La aldea a la que pertenecemos todos.

Si pudiésemos reducir la población de la Tierra a una pequeña aldea de exactamente 100 habitantes, manteniendo las proporciones existentes en la actualidad, seria algo como esto:
- Habría 57 asiáticos, 21 personas del continente americano, 14 europeos y 8 africanos.
- 52 serían mujeres.
- 48 hombres.
- 70 no serían blancos.
- 30 serían blancos.
- 70 no cristianos.
- 30 cristianos.
- 89 heterosexuales.
- 11 homosexuales.
- 6 personas poseerían el 59% de la riqueza de toda la aldea.
- De las 100 personas, 80 vivirían en condiciones infrahumanas y 70 serían incapaces de leer 50 sufrirían de malnutrición, 1 persona estaría a punto de morir, 1 bebé estaría a punto de nacer.
- Solo 1 tendría educación universitaria.
DATOS ESTADÍSTICOS ALOJADOS EN LA RED.

domingo, 11 de octubre de 2009

La aldea.

Autor: Yoel Rivero Marín.
Soy un aldeano y vivo en una aldea, una al norte de aquel lugar frío, donde siempre nieva, una aldea pequeña, pequeña pero bonita. Aquí todos los que me rodean son mis amigos, al menos eso dicen ser, al menos eso trato de ser para ellos.
- Hola aldeano, ¿Cómo estás?
- Bien, el tiempo está cambiando.
- Eso parece. Ya las nubes no tienen la misma tonalidad. El blanco ya no parece ser tan blanco, veo que tiene más tonalidades grises y hasta van adquiriendo otros colores.
- Dime una cosa Ingeniero, ¿Tú estudiaste ingeniería de verdad?... ¿Te hiciste ingeniero en los países del sur?... ¿Existe alguna explicación para este cambio de tiempo?
- Sí, digo que sí estudié ingeniería en los países del sur, pero realmente amigo mío, para este cambio no puedo dar explicación, el problema es que esa no es mi especialidad.
Mi amigo el ingeniero prácticamente se burla de mi, pero, ¿qué puede saber un escritor de las nubes?
- Al que siempre le ha gustado la astronomía es a ti. Debe ser porque tienes alma de poeta.
- ¿Y eso que tiene que ver con el cambio de tiempo?
- Ustedes los que escriben tienen la facilidad de explicarlo todo. Científicamente hablando, es solo un cambio de tiempo, un ciclo, un ir y venir de las nubes con colores más o menos definidos.
- ¿Por qué la indefinición, si hasta ayer las nubes eran solo nubes blancas y nubes negras?
- ¡Explícalo tú, tú eres el poeta!
- Pero… ¿Qué sé yo de las nubes?
- Son las que están por encima de ti.
- Claro.
- Las ves, pero son inalcanzables.
- A veces bajan.
- Lo hacen solo para alimentarse de la humedad que queda en la tierra, pero aún así no las logras tocar.
- Me rodean a veces.
- Tienen la sutil perspicacia de estar a tu lado, saber todo de ti, entrar a tus lugares más íntimos y no lo puedes impedir.
- ¿Insinúas que las nubes son fantasmas?
- La ciencia no cree en fantasmas. Ellas solo bajan, se alimentan y regresan a su altitud para después poco a poco, como dioses, dejarle caer, de forma regulada y equitativa, sus gotas a la tierra.
- Pero finalmente, ¿Por qué este cambio de tiempo?
- No lo sé, la ciencia no lo puede responder todo. Dale el nombre al cambio tú mismo, para eso eres poeta.
Como si tal cosa fuera fácil. Desde una aldea no puedo explicar el mundo y sus fenómenos. No quiero decir que no lo conozca. Aquí he tenido la posibilidad de prepararme bien. Puedo decir que además de escribir, trabajo como especialista de Recursos Humanos en una Organización No Gubernamental. He aprendido cómo fluye el capital, cómo se organiza, se manipula y se perfecciona. También sé cómo lo hacen en los países del sur. Mi amigo el ingeniero me ha contado, dice que cuando llegó de allá, lo hizo descalzo, quería tocar la tierra de nuestra aldea, dicen que tiene propiedades muy especiales. Yo quisiera conocer la diferencia, pero tengo tanto que hacer, que no tengo tiempo para ir hasta los países del sur, allí podría convertirme en un ser citadino, rígido y comenzaría a sentirme culpable de lo que pasa en todo el mundo, sería tanta información que procesar, que tal vez necesite regresar para recibir rehabilitación con la tierra de mi aldea con propiedades especiales. Además allí dejaría de ver las nubes, o tal vez sí las vea, pero como el tiempo allí siempre ha sido el mismo y las nubes siempre han tenido todas las tonalidades de grises posibles, no tendría nada de qué asombrarme cuando cambien. ¿En mi aldea dejarán de ser blancas y negras?
- Hola aldeano, ¿Cómo estás?
- Bien, mirando cómo cambia el tiempo.
- Ya me había fijado, hasta quise sacarle una canción.
- ¡Eso sería genial! Para algo eres una Cantante.
- Si, pero no pude hacerlo.
- ¿Qué te pasó?... ¿La musa no pudo bajar a través de unas nubes tan cambiantes?
- No, el problema fue que los ancianos de la aldea no me dejaron. Me explicaron muy convincentemente que tal vez una canción al cambio de tiempo genere confusión y pánico entre los habitantes.
- Pero… ¿Cómo es posible?... Es solo una canción, música y poesía inteligentemente organizadas.
- ¡Ese fue mi error! Utilicé exactamente esas mismas palabras cuando le expuse a los ancianos mi tema, pero no creyeron que yo pudiera organizar correctamente las palabras para explicar el fenómeno. Además, vi en ellos recelo y falta de confianza en el detalle de la inteligencia.
- Pero a la gente de la aldea le hace falta la música.
- Sí, sí… Los ancianos ya me han preparado una plaza, esa que está en la otra esquina del parque. Allí puedo cantar lo que yo quiera, pero me sugirieron que no hablara del estado del tiempo, que la gente podría resultar afectada.
- ¿Sólo por una canción?
- Sólo por una canción.
- Pero…
- Dedícale tú un poema, tal vez algún día yo decida ponerle música.
- Qué graciosa, para luego hacerte famosa tú sin pasar los apuros que eso implicaría y que los sabes bien.
La gente se ve contenta, a pesar de ser una aldea este es un territorio libre de locos. Tú puedes ir por la calle con absoluta tranquilidad y nadie sería capaz de sentarse en medio de la vía, por donde pasan todo tipo de artefactos, a cantar una canción o simplemente a decir las cosas que alguna vez pensó, sin que nadie lo escuche. Ese fue un mal que erradicamos hace ya muchos años. Algunos de los ancianos que están en las afueras de la aldea me han contado que esas cosas pasaban, qué triste. Me gusta sentarme a conversar con ellos, porque cuentan anécdotas muy graciosas de otros tiempos, cuando el paso hacia los países del sur no estaba tan difícil. Dicen ellos que el camino hasta allá era normal y sin obstáculos, pero cuando las nubes cambiaron, y se quedaron solamente blancas y negras, el trayecto se hizo casi intransitable.
- Hola aldeano, ¿Te sientes bien hijo?
- Si Abuelo, ¿Y usted?... ¿Cómo se encuentra de su dolor en los huesos?
- ¡Hay, no me digas nada! El cambio de tiempo me tiene la espalda en un puro temblor.
- Si, ya me estaba fijando que las nubes cambian de color.
- Ya estoy muy viejo para esto. Cundo el otro cambio de tiempo yo sí pude hacer de todo. Hasta cuando las cosas se tornaron feas porque el camino a los países del sur se hizo difícil, yo fui de los que construí las casas donde ustedes viven ahora.
- Te quedaron fuertes abuelo.
- Si, pero ya no las hacen igual, además, ya por el pedacito de camino que queda sin derrumbarse no podemos ir a buscar los mismos materiales con que hicimos aquellas; esos fueron algunos que quedaron y gracias a eso tu casa y algunas más están fuertes y resisten el cambio de tiempo, pero mira las otras.
- ¿Usted cree que si el tiempo cambia, el camino se pueda arreglar?
- No sé hijo. ¡Estoy loco por eso! Tú sabes el tiempo que hace que no veo a mi hermano.
- ¿Pero si el cambio de tiempo trae tormentas…?
- No te preocupes, todo pasa.
- Las nubes se están poniendo muy feas abuelo.
- No hay mal que por bien no venga. Además, ¿Un cielo lleno de nubes negras y blancas es mejor que un cielo con nubes grises, ocres y hasta azuladas?
Yo soy un aldeano y vivo en una aldea, soy poeta, especialista en Recursos Humanos y aficionado a la astronomía. Aquí hay que hacer de todo, somos muy poquitos y demás, quién sabe dónde encontrará uno su verdadera consagración. Eso sin tener en cuenta que en cualquier momento los ancianos me dan la posibilidad de preparar a los que viven en la aldea vecina en cualquiera de mis especialidades.
Hoy tengo que ir a un evento de Especulación Científica a dar a conocer mi teoría sobre el Universo. - ¡Sí, claro que sí!- Vivo en una aldea pero también tengo derecho a tener mis especulaciones. Tal vez otro ya las planteó en los países del sur, pero como las nubes están tan raras no he podido recibir confirmación vía satélite… ¿Satélite?... Claro que tenemos satélite, ese lo compramos entre todas las aldeas de por aquí, un dinerito unas y otro dinerito otras. Pero con nubes tan blancas y tan negras muchas veces la señal no logra entrar a la aldea de nosotros, eso es solo en la de nosotros, porque en las otras sí hay señal, no sé por qué.
Tengo miedo pararme frente a un auditorio compuesto por todos aquellos que conozco y me conocen, porque en una aldea todo el mundo se conoce. Además, allí estarán los ancianos analizando cada una de mis palabras, siempre lo han hecho desde que ellos eran jóvenes como yo. ¡Ojala yo no llegue a esa edad con las costumbres que tengo hoy! Ahí, con micrófono en mano, las luces dirigidas hacia mí, las miradas puestas en mí, los oídos atentos a cada palabra. Creo que esa será la experiencia más difícil de mi vida. No es nada sencillo decir frente a todos lo que uno piensa, nadie sabe cómo serán tomadas mis especulaciones, tal vez corra la suerte de aquel que se atrevió a contradecir a un anciano en público el año pasado y hoy es una de las personas que se preparan con las mejores condiciones de la aldea. Pero si me pasa lo que le pasó al que se paró en medio de la vía a decir todo lo que tenía pensado y se lo llevaron por loco, y aquí ya ese es un mal erradicado. Al final creo que fue acusado por dirigir la palabra en contra del tráfico y obstrucción de la vía.
Ese va a ser un momento espeluznante, pero ya me he preparado y sé que todo lo que voy a decir es razonable, tiene lógica y nos beneficiará a todos.
- Hola aldeano, ¿Te gusta el cambio de tiempo?
Tú ves, ese es un problema, cómo decir lo que te gusta y lo que no te gusta. Si te gustan las nubes así como se están poniendo los meteorólogos te van a censurar porque inestabilizas su trabajo, y si dices que te gustaba más el cielo lleno de nubes blancas blancas y negras negras, el problema te lo buscas con la propia naturaleza. Este Leguleyo pensará que soy poeta por gusto.
- ¿Qué tú crees?
Es la respuesta más inteligente, si alguien se compromete, que sea el señor Leguleyo, él es quien tiene las palabras precisas para no perder ningún debate.
- El problema de estas nubes con tantas tonalidades es la indefinición
Mira quién habla de indefinición, y a mi no me gusta nada indefinido. Por otra parte, y esto te lo digo en confianza, alguna que otra vez a mi también me gustan las nubes grises.
- “Hombre”, pero tienes que estar definido.
- Eso es para los científicos, yo estoy en una balanza y con los ojos vendados.
Por eso es que el señor Leguleyo no puede decir con claridad si el cielo está bien o mal con el cambio de las nubes.
- Tú eres el poeta, el mejor poeta que conozco, yo te admiro por eso y estoy seguro que vas a hacer un buen poema con el cambio de tiempo. ¡Inténtalo!
- Pero no me ha dicho usted si le gusta o no el cambio de tiempo.
- Ya le dije a los ancianos que teníamos que prepararnos para ese cambio y les dejé algunas sugerencias, pero… para ser nuevamente franco, son detalles muy insignificantes para que se conviertan en parte de mis prioridades.
¿Qué hay de malo con que las nubes tengas todos los matices que puedan existir entre el blanco y el negro? Antes con las nubes negras sólo caía una lluvia pesada y fugaz, lo oscurecía todo y al final ocurrían accidentes por la poca visibilidad y al final las culpas no eran de las nubes, sino del tonto que quiso seguir trabajando bajo ellas. Las nubes blancas eran un caso aparte, cuando llovía de una nube blanca la gente pensaba que todo estaba bien, pero al final siempre quedaba alguna casa sin techo o alguna laguna que hacía más difícil el paso dentro de la aldea. Todo muy blanco, pero había quien se enfangaba, enfangaba y enfangaba a los demás. Sin contar que se impedía el paso de todos los que venían detrás. Con las lluvias de nubes blancas se formaba un pantano en el que nos revolcábamos una y otra vez sin encontrar la salida. Aún hay quienes no han encontrado el camino después del último aguacero hace 15 años.
El agua de las nubes negras y de las nubes blancas era muy buena, nos calmaba la sed, el hambre y limpiaba la vida, pero siempre fue tanta que nunca nos permitió movernos libremente, las ropas con tanta agua te sometían a un peso insostenible.
Estoy ya muy cerca del auditorio, un Anciano Oficial se me acerca, lo veo venir con su paso cansado, su temor a la agilidad con que el mundo se mueve a su alrededor, lento, muy lento, ceño fruncido, mirada penetrante, indagadora. Yo estoy seguro que buscará, estoy casi seguro del objetivo que le hizo bajar de su pedestal. Por el apuro y la turbulencia que ha generado el cambio de tiempo ninguno de ellos ha tenido la oportunidad de comprender exactamente mi teoría sobre el universo. El reloj ha avanzado tan rápidamente que ellos han tenido la atención sólo en el cambio de y un ser insignificante como yo ha pasado desapercibido dentro de sus prioridades.
- Hola aldeano. Necesito en 10 palabras la esencia de tu tesis.
¡Rápido y directo me cerca este Anciano a pesar de su pereza
- Yo… Movimiento del Universo, vida, desarrollo, muerte.
- ¿Estás consciente que tendrás un auditorio lleno de personas que tal vez no comprendan lo que digas?
- Correré el riesgo.
- ¿Tienes la absoluta seguridad que en tus palabras no incluirás nada relacionado con las nubes, el cambio de tiempo y las tonalidades de los grises?
- Intentaré hablar sólo de lo que está más allá de las nubes y buscaré entrar en lo que está en lo más profundo de cada uno de nosotros.
- ¿La aldea?
Con carácter inquisitivo me cuestiona.
- Nosotros mismos, muy adentro. Hablaré de esos lugares donde el hombre no tiene poder alguno, donde nada es controlable, sólo predecible.
- Esa es una tesis osada.
- ¿Tengo la oportunidad de mostrarla?
Sorprendentemente los ancianos me dejan pasar al auditorio, pero en un rincón del público está mi amigo el leguleyo cuchicheando con todos los de su sindicato, al más mínimo error me crucifica. Él será el oído y la vista de esos ancianos que a esa distancia no son capaces de discernir entre una nube gris y una nube blanca.
Como un manojo de nervios tomo asiento frente a toda la sala, miro los rostros perplejos de muchos que no pensaron verme allí, otros que aseguraron que yo no sería capaz de llegar al final de esta tesis. Y claro, no faltan los rostros alegres de aquellos que me quieren bien y asisten con la cabeza para darme seguridad. También están allí los callados, inmutables y silenciosos esperando el resultado para aplaudirme si los ancianos me aplauden o excomulgarme si los ancianos consideran que me pasé de la raya. Yo sé que mi aldea es compleja, pero de sencillez y modestia, me enseñó mi padre que he de construir la vida.
Ya me dan la palabra y en unos segundos, que parecen años, el cielo y la tierra se me unieron y las nubes grises, ocres y azules se fundieron y le dieron un empujón a mi lengua.
---- OVACIÓN-----
- ¿Sorprendido aldeano?
- Asustado.
- ¿El éxito asusta?
- No, para nada, lo que asusta es que ninguno de los ancianos llegó a escuchar todo lo que dije, de fueron antes.
- Quién iba a pensar que existiera la posibilidad de analizar las leyes universales se una forma tan sencilla.
- Hasta ese momento el interés fue general, lo malo llegó después.
- ¡Pero claro! Si somos parte de un organismo vivo, y éste enferma, los síntomas serán notados.
- Pero decir que el cambio de color de las nubes es uno de esos síntomas fue algo que no debí hacer.
- Eso implica que somos impotentes ante el cambio, que tenemos que aceptarlo y adaptarnos.
- ¿Y tú crees que los ancianos van a quedar tan tranquilos al saber que ellos también son impotentes?
- Creo que tienes en tus manos un gran poema, pero solo un poema ¿Llenarás el libro?.
La conversación con el Asesor se interrumpió súbitamente. Fue como si la habitación temblara, el golpe en la puerta hizo retumbar todo el lugar donde esperaba asustado, pero satisfecho, por haber dicho todo lo que pensaba.
Eran las 10 de la noche y dentro de la caja oscura en la que caí casi sin darme cuenta y sin que nadie pudiera explicarme por qué y para qué, me encontré con esa Mujer. Sus ropas eran finas, manos delicadas, mente abierta y mirada tranquila. Sus palabras eran incoherentes pero bellas, su voz era un susurro pero capaz de llenar toda la caja, su falta de cordura no era un castigo, lo sentía como un don.
- Están cayendo estrellas…
- ¿Qué estás diciendo hermana?
- Son estrellas fugaces.
Caja cerrada, oscuridad total, lugar sin testigos pero con innumerables oídos, las nubes cambian y tal vez nos dejen ver el universo.
- ¡Están cayendo estrellas!
- Qué pensamiento extraño.
- ¡Cómo del cielo claro
Se desprenden estrellas!
Pon tus manos abiertas
para que en ellas caigan.
No ver, no significa que no exista, pero tampoco quiere decir que yo crea en lo que no veo, ese siempre fue mi debate con el Clérigo.
- ¿Qué estas diciendo hermana?
Son estrellas fugaces, ni caen ni se recogen.
- No importa. Pon las manos.
Fueron algunas horas, no sé exactamente el tiempo, que allí estuve. Al salir todas eran caras largas, largas filas de caras largas a ambos lados del camino. Al final, solo al final del túnel, de ese túnel hecho de miradas inquisidoras, de cuerpos rígidos e inmóviles; en ese final, una sonrisa. La sonrisa iluminada de un Anciano Parlador de la aldea esperándome amistosa y hasta cariñosamente. Caminamos largo rato compartiendo ideas; o mejor, yo callado escuchando sus ideas, ideas de cooperación, de diálogo, de debate, ideas sobre mis ideas. ¿Es que acaso no he lanzado mis palabras en contra del tráfico?
No he podido ver al Anciano Jefe de la aldea, pero este que me ha atendido me acaba de informar que ha hablado de mi ¡Qué orgullo! Han decidido nombrarme “Asesor integral para las ideas de las minorías”.
- Eres joven aldeano, muy joven pero inteligente.
- ¿Le gustó mi teoría?
- Es interesante, motivadora y apasionada, pero dejaste algunas lagunas fáciles de manipular por los escépticos.
- Está basada en la observación diaria, en el conocimiento de la práctica.
- Pero las ideas prácticas son manipulables, ¿Qué vas a hacer cuando te lleven al foro?
- ¿Quiere usted decir que no debo debatir mis ideas con los escépticos?
- No, no, eso queda a tu criterio. Si vas a tener la valentía de emitir ideas, asume el reto de sostenerlas y defenderlas.
- ¿Entonces puedo seguir emitiendo ideas?
- Y no olvides el perfil de tus ideas, trata de seguir el camino que escogiste para que los escépticos no se confundan y no piensen que estás hablando del cambio de tiempo, cuando en realidad lo que a ti te gusta es emitir ideas de astronomía. Además, sería bueno que te preocuparas también por escribir algún poema, a nosotros nos gustan tus poemas.
Después de la concentración en el auditorio la gente en la aldea tiene algo raro, escucho ideas raras, veo personas raras. Durante mucho tiempo, cuando las nubes eran blancas blancas y negras negras, a las personas raras las expulsaban de la aldea por ser raras, y los ancianos casi consiguieron que las odiáramos. Ahora ya tienen el consentimiento y la bendición de los ancianos autorizados a darles privilegios.
- Hola aldeano. ¿Cómo has estado?, qué tiempo sin vernos.
- Ha sido un tiempo enorme. ¿Cómo te ha ido por los países del sur.
- Bien, muy bien. Encontré todo aquello que buscaba y he vivido todo aquello que soñé.
Mi amigo el Clérigo se fue hace ya 8 años para seguir cultivando su “FE”. Encarnizados eran nuestros debates teológicos. Debates que llegaron a convertirse en verdaderos campos de batalla, pero increíblemente aquí estamos y eso nos permitió seguir siendo los mejores amigos.
- ¿Sabes el camino?
- El horizonte no me alcanza.
- ¿Qué buscas?
- Tristes sueños, gloriosos sueños, olvidados sueños.
- ¿No recuerdas el olor de esta tierra?
- La tierra no tiene olor.
- ¿Ya no tienes el olor de tu tierra?
- Yo tengo el aroma de mi “FE”. El horizonte no me alcanza… ¿La tierra?... No sé.
- ¿La nieve enfría el alma?
- Adentro nada cambia.
- A veces la “FE” no lo es todo.
- No lo será, pero colma mis expectativas.
Parece que no hemos cambiado nada, seguimos siendo los mismos 8 años más viejos, pero seguimos siendo amigos. Aún cuando en la aldea dicen que él es un ser raro, sigue siendo mi amigo. Antes de irse le dejó un pequeño regalo a mi hija, ella se pondrá muy contenta.
- ¡Papi!, ¿qué me trajiste?
- Pero… ¡qué equivocada tú estas, chiquilla! Hoy la suerte te sonrió porque me encontré con mi amigo el Clérigo y te mandó muchos besos y este juguete.
Su ingenuidad me parece asombrosa. A ella no le importa que las nubes estén cambiando de color, su interés es que haya cielo y nubes allá arriba para poder disfrutar intensamente de los días y las noches.
- Papi, ¿viste qué lindo es el arcoiris?, nunca había podido ver uno de verdad, solo ese que tú guardas en las revistas de antes.
- El problema es que hace ya muchos años, muchos años que no se ve un arcoiris en esta aldea.
- ¿Ustedes han vivido siempre con el cielo en blanco y negro?
- Así hemos sido felices.
- Por eso es que tu amigo en Leguleyo es un pesado.
- El color de las nubes no determina el interior del ser humano. Ser bueno o malo, gracioso o no, nada tiene que ver con el cielo que tengamos arriba.
- ¿Y ahora cómo será la lluvia? ¿Tendrá colores?
- No sé. Sería muy interesante ver qué sucederá con la aldea si la lluvia cae en colores.
- Cuando la lluvia sea azul clarita la aldea tendrá mucha tranquilidad. Si llueve amarillo la gente saldrá a buscar luz. Si las nubes nos dan una lluvia verde claro, en la aldea nacerá otra niña como yo.
El cambio de tiempo es innegable, el cielo tendrá nubes de todos los colores y en nuestra aldea tendremos que aprender a vivir con la diferencia. Los ancianos tendrán que quedarse en sus chozas si solo quieren ver el cielo de la aldea en blanco y negro.
¿Estas son las mismas nubes que ya pasaron por las otras aldeas? ¿Estas son las mismas nubes que llegarán a las aldeas que tenemos detrás? ¿Así también fue el cambio de tiempo en las aldeas del oeste o éste es un cambio de tiempo diferente?
Yo soy simplemente un aldeano y mi aldea es pequeña. Mis sueños son grandes, pero mi aldea es pequeña. Mis especulaciones son para todo el universo pero las hago desde mi pequeña aldea.
Somos pocos y nos conocemos todos. Nos conocemos desde que nacemos y hasta que son despedidos nuestros cuerpos. Una información, por insignificante que parezca, recorre la aldea de boca en boca en cuestión de minutos, ¡claro! Que estará sujeta a tergiversación, manipulación, controversia y hasta buenos y malos entendidos. Por ejemplo; mi teoría ya la debaten todos aquí, los que fueron al auditorio y los que no, los privilegiados hasta la han transmitido vía satélite, si el satélite funciona por supuesto.
Bien lo decía mi maestro, en una aldea una idea como esa que he planteado, ni se crea ni se destruye, solo se multiplica y al final se transforma; se transforma en nubes, nubes blancas, negras, y ahora grises, ocres y hasta azules. Nubes que están ahí, que cambian aún cuando tú no entiendas ni media palabra, porque no eres un aldeano, porque no vives en una aldea, porque tu cielo no está cambiando.